El mundo de los negocios es complicado y complejo. No existe una receta o un patrón universal que pueda ser aplicado a contextos diferentes y esperar que se obtengan los mismos resultados.
Lo que funcionó con cierto cliente o amigo no necesariamente lo hará con otros. Entonces, ¿quiere esto decir que es una tontería leer un libro sobre negocios o prestar atención a los consejos de veteranos hombres y mujeres del mundo de las empresas? No, más bien lo contrario.
Los asesores y consultores de negocios aseguran que sí es importante seguir un ardid, una estrategia orientada a la obtención de objetivos precisos. Asimismo, recomiendan tomar en consideración las voces de los más grandes en este terreno. Sin embargo, hay que tener presente que no toda jugada en el tablero de ajedrez puede haber sido la mejor elección de entre todas las disponibles. Es decir, nada es infalible en el mundo de los negocios, pero incluso así podemos armar estrategias.
¿Qué hacen los grandes empresarios para obtener lo que quieren?
Las sugerencias dentro del coaching empresarial se pueden resumir de la siguiente manera: en todo proceso de negociación se está frente a personas que tienen intereses similares o diferentes entre sí; cada uno de ellos utilizará argumentos para intentar persuadir a su adversario y de esta manera sacar el mejor provecho de una negociación. Es decir, la deliberación aquí es importante. Es lo que aprendió Heidi Roizen cuando negoció con Steve Jobs: buscar siempre el beneficio de ambas partes sin dejarse intimidar.
Saber usar las impresiones, la simulación, lo gestual… juega un papel importante. Como aconsejaba el guerrero chino del muy conocido libro «El arte de la guerra», la fortaleza debe parecer estar ahí cuando realmente no está o viceversa. Al parecer, es lo que hacía un magnate como Donald Trump cuando le interesaba mucho cerrar un trato. Según sus allegados, se mostraba desinteresado e incluso descortés, pero al estar a solas con su igual resultaba ser más amable, causando una gran impresión en el adversario y cerrando un trato en el que se llevaba siempre el mejor pedazo de la tarta.
Recordad también que no todo puede ser dinero. Hay otros valores agregados que le pueden servir a tu empresa si sabes sacar provecho de ellos, caso del espíritu de equipo. Las grandes compañías no se han construido únicamente con el esfuero de una sola persona.
Fuente de la imagen: Twitter de Heidi Roizen.
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