Para muchos especialistas en materia financiera, emprender un negocio depende de una serie de factores que no se reducen a informes de mercado ni a un conjunto de principios inquebrantables que gobiernen secretamente las finanzas; tampoco se reducen a la formulación o a la aplicación de numerosos parámetros técnicos y logísticos, ni incluso a la financiación oportuna que le pueda ser facilitada a un determinado emprendedor.
Y es que el emprendedor más que ser una mente cuadriculada sujeta a una calculadora inteligente, que analiza una pantalla de datos financieros, se aproxima en mayor o menor grado a la figura de un sujeto inserto en la tarea de fundar o refundar algo nuevo donde aparentemente no había nada.
Para ello, pareciera que antes que instrumentos de análisis financieros, debe contar con actitudes y aptitudes precisas que le permitan hacer frente a las dificultades que puedan aparecer en su emprendimiento. Carisma, determinación, voluntad, no temer al riesgo y ser osado son algunas de esas capacidades que deberían estar en las bases que impulsen al sujeto emprendedor hacia el mundo competitivo de los negocios.
Steve Jobs, ejemplo de cualidades de un gran emprendedor
Para algunos analistas del tema, Steve Jobs es uno de los estereotipos de emprendedor con garras. De hecho, están los que creen que, si la personalidad de Jobs no hubiese sido como fue (a saber, obsesivo, perfeccionista, exigente, carismático, insufrible como compañero de equipo y gerente de Apple), no hubiese obtenido los resultados que obtuvo, sino que su intervención en el mundo habría sido endeble, quedando como el recuerdo de una idea genial en su momento que jamás fructificó.
Y es que los mayores retos de quien se inicia como emprendedor son sus propias limitaciones internas, las mismas que le impiden dar ese primer paso en el mundo de los negocios. El resto se verán con mayor claridad en la medida en que se está más predispuesto a asimilar las variables que ponen en riesgo la inversión.
Solo después se podrá evaluar detenidamente si se quiere empezar un negocio por cuenta propia, es decir, desde cero; o por el contrario adquirir mediante la compra uno ya en marcha; sin embargo, no debe obviarse el mundo de las franquicias.
Cada una de estas vías ofrece sus ventajas y desventajas, que podrán comprenderse una vez se dé el primer paso, que es el más importante: atreverse y vencer el miedo.
Todo está en tener el valor y la determinación de pasar por encima de las limitaciones que se nos presentan y tener la visión de regalarle al mundo algo nuevo.